De cuando en vez, mirando al mar,
las olas me susurran mil secretos
de tus ojos, tu sonrisa y de esos
tus labios, paraíso de los besos;
de tus encantos, que despiertan a los muertos,
y tu cintura ondulante al caminar.
Describen cada curva de tu cuerpo.
Me hablan de los terso de tu piel,
de tu pelo, tu cintura y tus caderas;
que no hace mucho tiempo que me esperas,
que juraremos para siempre sernos fiel
en esta vida y aún después que hallamos muerto.
De cuando en vez, en noches despejadas,
las estrellas, musas de poetas,
murmuran en lo alto tu existencia;
y cuando sepa al fin de tu presencia
los versos de mi alma, cual zaetas,
volarán a acariciarte en madrugada.
Y en mis sueños te veo cual si fueres
la esperada compañera de mi vida;
sin embargo ciertas dudas me detienen,
y a mi mente palabras jamás vienen
con las cuales no te sienta por perdida
y saber, al fin, si tú me quieres.
Con el paso de los años.
las nubes van callando,
el susurro de las olas
y de estrellas el murmullo
quedos son, y mis oidos
ya se acercan al olvido.
Sólo de Luna al arrullo
al estar conmigo a solas,
sólo así voy recordando
todos mis sueños de antaño